jueves, 12 de enero de 2012

¿Civilizados?

Civilizar: tr. y prnl. 1 Sacar del estado primitivo a pueblos o personas. 2 Educar, ilustrar.

Si cada día crecen aún más los crímenes, las muertes, la codicia, la ira, las guerras... ¿podríamos decir que somos civilizados? ¿Ya no somos primitivos? ¿Por qué? ¿Por haber cambiado el arco y la flecha por modernos métodos de matar animales, o por haber dejado las casas precarias y el taparrabo por pisos de mosaicos y ropas con etiqueta? ¿Qué vamos a considerar primitivo entonces; el método, el aspecto o el nivel de capacidad? Mientras nos continuemos matando unos a otros de las formas más variadas, explícitas y disfrazadas, estamos lejos de ser una sociedad civilizada.

El desarrollo tecnológico habría suplido, junto con la industria, algunas actividades mecanizadas llevadas a cabo por el hombre. El alienamiento del hombre, tras llegar a su pico máximo parecía poder encontrar un camino hacia la libertad y por fin hacer de la tecnología el nuevo servidor del hombre. ¿A caso hemos abusado? ¿A caso continuamos alienados? El abuso de la tecnología nos aliena nuevamente; cambiamos de máquina y de acción pero continuamos en el mismo estado. Las continuas alarmas de mensajes, correos, avisos, twitts, taggs, comentarios, fotos, enlaces, menciones nos han llevado a alienarnos nuevamente. A caso no parecemos una máquina en línea de montaje repitiendo su accionar una y otra vez? Nos vemos como tal con el teléfono en la mano respondiendo a cada pedido de respuesta; inmediato, urgente; siempre alertas, siempre encendidos; nosotros, a la expectativa y dispuestos a la instantánea respuesta.

Nos hemos vuelto esclavos nuevamente, hemos dejado de ser libres (si alguna vez hemos sentido algo similar). Nos comunicamos... (podría agregar un signo de pregunta a ello), cada vez nos escuchamos menos, nos relacionamos menos.


martes, 10 de enero de 2012

¿Cómo lo hacen?

Me encontré en la noche de ayer viendo en canal a el desarrollo de una marca de objetos de diseño. Cosas hermosas logradas de forma simple, bella, versátil, estética y funcional; sobre todo funcional. El programa me llevó a algunas inquietudes e interrogantes; tal vez por el hecho de ser el tercero que coronaba mi hora y media frente al televisor y encontrar a lo largo de ese tiempo algunos factores en común: los hombres. En los tres programas los protagonistas eran hombres; y no porque crea, bajo ningún aspecto, que canal a deja de lado al género femenino sino porque a lo largo de la historia de la humanidad los hombres han cobrado mayor protagonismo por sobre las mujeres; claramente ganado, en la mayoría de los casos, en los que podríamos nombrar una vasta cantidad de personajes masculinos a los cuales agradecerles sus ideas.

El hecho es que hoy mismo; como si el destino se presentara sin querer pasar desapercibido, en la radio escucho a Felipe Piña presentando su libro sobre mujeres argentinas; heróicas y con historia, con legado. Parecía paradójico. La mañana me hizo concluir mis reflexiones sobre los logros profesionales, las ideas, la creatividad y el género.

Por momentos pareciera que el mayor porcentaje de inventores y creadores son hombres, cuando contradictoriamente el mayor porcentaje de la población es femenino - lo cual nos daría una ventaja-. De todos modos no es una lucha por ganar, ni un juego en donde derribar al otro es el objetivo; sino que como mujer y espíritu inquieto en busca de crear, me preguntaba sobre mi falta, o nuestra falta, mujeres. Sí, seguramente algún hombre que conozco me recomiende un libro de Freud para instruirme sobre ¨la falta¨, pero como menciono la falta también analizo la posibilidad de las diferencias; las capacidades distintas, innatas o desarrolladas; y si mentalmente realizara mi cuadro de debe y haber con hombres y mujeres enumerando faltas o ¨sobras¨, me complace y amedranta mi angustia encontrar algunas faltas en ellos y sobras en nosotras. ¿Tan diferentes somos? ¿Es el responsable la biología o la cultura? Es inevitable no caer en el pensamiento que la cultura nos ha atravesado a hombres y mujeres con los ¨deberes¨ de cada uno, el futuro, el lugar y rol que cada uno supone ocupar; y que, aunque creamos que en nuestro 2000 no sucede, sigue imponiéndose por lo bajo como las corrientes que navegan el mar en las profundidades, sin dejarse evidenciar. Creo sospechar que cuando las mujeres logramos alejarnos del mandato cultural silencioso; dejar de lado al otro, ponernos a nosotros mismos como centro de nuestras vidas y no el entorno ajeno, que con garras queremos alcanzar (pareja, padres, hijos pero sobre todo hombres) podemos acercarnos a nuestro ¨yo¨ creativo (si me permite el uso de ¨yo¨ a gusto y piacere). Como si aquello nos fuera una atadura, un peso que nos aleja o nos mantiene ocupadas por demás, cuando, al mismo tiempo, anhelamos el silencio que nos acerca las ideas; la mente limpia y en acción.