¿Y si la vida no es lo que pensaba que era? ¿Y si miraba de una forma que ya no tengo? ¿Cómo seguir, por dónde seguir?
Cuando empezó el 2016, y tal vez un poco antes también, le decía a mis amigos y a mi misma, que sentía, muy en mi interior, que no terminaría el año siendo la misma persona; que quien tal vez hiciera mucho que no me viera, me habría de ver muy cambiada, distinta, otra persona. Si bien parte de los cambios siempre se manifiestan a primera vista - en el cuerpo, en la ropa, en apariencia - , es tan sólo la exteriorizanción del cambio interno. ¿Qué cambio? No estaba segura, y tal vez aún hoy tampoco lo sepa, y es ello lo maravilloso, angustiante y aventurero a la vez.
Aprendí; de alguien, de otros, de mi misma, de mis libros, de la tele, de la música; y me formé una concepción, una idea moldeada, acabada y definitiva de lo que era la vida, mi vida, la que yo quería o a lo mejor, la que yo transitaba. Me entrené en ser a la medida de esa vida, de acomodarme, de moldearme para poder tenerla; vivir esa idea que construí. Lo entrenado y aprendido se hace carne, se hace cotidianidad, se hacer ser, es Lucila. Y la defino, le doy y le dan palabras, abrazos y rechazos, bienvenidas y buenos saludos y hasta luego. Yo, la abracé, con todas mis fuerzas, porque me había dado tanto. Me habría hecho llegar a la tan ansiada tranquilidad económica, mi independencia parental, mi libertad (aunque por partes, pero en un buen porcentaje, suficiente para quererme y apreciarme por ello). Me busqué al compañero perfecto de ella; un hombre en busca de su independencia; a quien enseñar, acompañar, mostrar el camino y sobre todo, sentir que nos entendíamos, que estábamos juntos en esa; y por ende en muchas.
Correr. Correr y la vida, o la vida y correr, o la vida corriendo... qué se yo. No se si quiero saber cuál fue el órden; si correr me ensenñó también a vivir, o viviendo encontré que correr era i forma de vida. No soy ¨La Runner¨, no tengo medallas especiales más que la que cualquiera consigue al terminar una carrera, no he hecho proezas ni grandes hazañas, no corro largas distancias, nunca hice ni hará un podio y nadie me reconoce por mis cualidades deportivas. Pero correr en grupo, me llevó paradójicamente a correr conmigo. Corrí, y corro, con mis miedos, mis inseguridades, mis preocupaciones, mis dolores en el cuerpo y en el pensamiento, mis planes de fin de semana, las cosas pendientes del trabajo; y claro... con esa voz interna que todo lo sabe. En Agosto del 2015 me hice 3 tatuajes; ya tenía uno, y hace tiempo quería hacerme más. No porque importe mi opinión ni el por qué de mis tatuajes; pero uno de ellos dice: ¨Teacher in my soul¨. Si bien me encantaría que Eddie me cante al odido Guaranteed; la frase representa esa voz interna; con la que corro siempre, con la que hace un año me hablaba bajito y en aumento, de que aquella vida entrenada y aprendida, no era más mi vida.
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