viernes, 19 de junio de 2015

El primer fondo

Los sábados se hacen cuestas y los domingos fondos. El 31 de Mayo fue mi primer fondo y nunca había corrido tanto.

Llego al Rosedal, me encuentro con Manu, me presenta a Guada y nos ponemos a charlar. Yo no tenía idea de nada; si había un circuito, si íbamos todos juntos o no... nada. Manu me invita a ir con ella, pero claro, yo no iba a poder seguir el ritmo. Le dije que sí, pero sabía que iba muerta o la iba a retrasarla a ella. Le pregunto a Marcelo y me dice que vaya por Alcorta y corra 10 minutos, camine 5, y así hasta la media hora y pegue la vuelta para completar una hora. Ok, tenía un plan. Iba a ir sola, pero prefería para no pasar vergüenza; total yo llevo mi propia carrera conmigo misma.

Enciendo mi Nike + running para que me guíe, música, y salimos. Adelante mío iban varios corriendo por el mismo recorrido, Dorrego, Alcorta. Los veo adelante mío y doblan a la derecha y se pierden. Los vuelvo a ver, pero arriba del puente! Dios! Es mi quinto día, primer fondo; no contaba con el puente. Vago lo mío, lo sé. Luego me amigaría con el puente, pero todo me resultaba mucho. - ¨Vamos Lu, toda subida, baja!¨. Encaro Alcorta y ya ese grupo no está a la vista, pero no importa, estoy corriendo un domingo, con sol, fresco, viendo la luz sobre las copas de los árboles y los colores que proyectan. Voy corriendo por la tierra, estoy entera, me siento feliz y aunque no me de el aire para reírme  mi mente sonríe con fuerza.

Voy concentrada, conozco el camino lo cual se me hace más corto, sólo pienso en mi respiración. No dejo de ver a los que me pasan, añorar el ritmo que llevan, pero no me desanimo; me siento parte de toda esta gran tribu que corremos; comienzo a sentirme ahí, acompañada por todos ellos. Sigo corriendo.

Cruzando Pampa, pasando Selquet hay un par de parrillas, y siempre pienso: ¨Para después, pero nunca en las parrillas¨ No porque me guste la carne y me tiente; no como carne o muy poca, sino por un simple juego ¨Que les de culpa las papas fritas a caballo¨. Me río sola, seguramente siquiera te ven pasar corriendo ni les importa que vos corras y ellos no, pero yo pienso eso y ese hermoso juego hace que siga.

Paso la YPF y se viene la plaza larga, como la llamo yo. Todo ese tramo por Alcorta hasta Ramsay, sin cortes, que se curva y parece más interminable aún. Llego a Ramsay, la vieja casa de Natalie, una amiga. En la esquina Junior, aunque ahora sea una plaza, antes era el bar de Zulemita Menem y hemos pasado varias noches allí de adolescente. Precoz, claramente, precoz lo nuestro. Tengo que seguir, pasar Junior. Siento un leve dolor en el bazo pero sigo. No pienses, no duele. Así lo hice, pasé y me detuve ahí mismo. Media vuelta y volví por el mismo camino.

La vuelta fue rápida en mi mente, hasta pasar al menos la zona del lago Regatas, luego cada metro se grababa a fuego y dolía en las rodillas. Mi compañera de aplicación Nike+ (seteada para 4km) me alentaba porque ya había pasado la meta. Mi ayuda mental: una meta fácil de cumplir, el resto serán todos kilómetros muy celebrados; y cuando corro, escuchar ¨3 kilometer beyond your goal¨ es genial!

Paso el puente y sigo hasta pasar el tren, me meto en el Rosedal, ya casi estamos, pero le doy una vuelta al lago; vamos, un poco más. No llego a una hora, pero vamos 58:21. ¿Cuántos kilómetros? 8.18 KM! En mi vida había corrido tanto. Me sentía invencible, todo podría ser ahora, quería ya correr 10k, me había superado, había crecido, sentía con certeza que empezaba a convertirme en una corredora.



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